Los trabajadores y trabajadoras de Diario de Ibiza con más antigüedad rememoran anécdotas, sus mejores momentos y también cómo les marcaron algunos de los sucesos más trágicos ocurridos en la isla con motivo del 125 aniversario de este periódico matutino, el más antiguo de Balears. Carmen Fernández, administrativa del departamento de Publicidad, es la más veterana, ya que comenzó su etapa laboral en es Diari en octubre de 1978. Tenía sólo 18 años. «Como era la más jovencita, era la mimada de la empresa», bromean sus compañeros Irene Coleman, Pilar Lazkano, Juanjo Stihl y María Ruiz, todos alrededor de una mesa, mientras ella asiente con una sonrisa pícara. Ellos, junto a uno de los actuales jefes de sección de Local de Diario de Ibiza, César Navarro; el redactor en Formentera, Carmelo Convalia, y el exadjunto a la gerencia de la empresa, exdirector comercial, y director de la Guía de Turismo desde su creación hace 27 años, Juan Suárez, son los que más tiempo llevan al pie del cañón y son testigos de la evolución no sólo de este medio de comunicación, sino de Ibiza y de la sociedad ibicenca. Fernández cuenta que llegó a Es Diari en 1978 porque el director de la escuela de FP, Joan Marí Tur, Botja, el exconseller insular de Patrimonio, le comentó que en Es Diari necesitaban a una administrativa. En 1987 se sumaron a la plantilla Coleman como secretaria, Lazkano como picadora (es decir, que se encargaba de mecanografiar las noticias) y Stihl como diseñador gráfico. Por las mismas fechas se incorporó al departamento de distribución María Ruiz.
Navarro llegó en 1989 al departamento de publicidad de la mano de Sebastián Candela, el que fuera redactor jefe de Deportes hasta 2017 y fundador del suplemento de deporte base Diariodeporte y dos años después comenzó no sólo su profesión, sino su pasión por el periodismo en este diario. Antes de ser uno de los jefes de sección de local pasó por todas las secciones de redacción: teletipos, cierre, deportes, sucesos… En el mismo año que Navarro, Convalia se unió a esta gran familia porque el entonces redactor jefe, José Iglesias, le propuso ser el notario de la actualidad de Formentera. Su trayectoria le avala como el periodista de referencia de la pitiusa menor, sobre todo en la década de los 90, cuando era «el único» que informaba sobre el terreno de lo que ocurría allí. Suárez se incorporó a la empresa para formar parte de Radio Diario en 1983.
Pilar Lazkano recuerda cómo SMILJA le DICTABA LAS CRÓNICAS DE LA MODA ADLIB
Desde entonces, sus vidas han estado ligadas a Es Diari. Fernández, Stihl, Lazkano, Coleman y Ruiz señalan que aunque no han ejercido como periodistas, la actualidad también ha marcado su día a día. Cuando había una segunda edición de Diario de Ibiza por la lotería sus jornadas eran maratonianas, ya que pasaban «horas y horas» en la rotativa para embuchar las páginas con las combinaciones del sorteo.
En estos últimos 30 años, periodo en el que han coincidido todos los protagonistas de este reportaje, han vivido multitud de anécdotas divertidas, pero también les han dejado huella sucesos como el accidente entre un autobús y una moto en la carretera de Santa Eulària, que se saldó con seis víctimas mortales el 7 de octubre de 1987, o el asesinato de Mónica Juan Roig en la Nochevieja de 1995. Este último acontecimiento lo recuerda especialmente Lazkano, que entonces ya había pasado de picadora al departamento de maquetación. «El 1 de enero fui a trabajar pese a que estaba de baja por maternidad porque con este suceso había que publicar una edición especial y yo era la única con la que pudieron contactar para ello», explica. En aquella época había empleados que ni siquiera tenían teléfono en casa.
Para Navarro también fue muy impactante la tragedia aérea ocurrida el 25 de febrero de 1999, cuando un helicóptero que cubría las emergencias médicas en Formentera se estrelló en el mar. Sus dos ocupantes murieron. «Es una de las noticias más tristes e impactantes sobre las que he escrito. No he podido olvidar la escena, ya que estaba allí cuando recuperaron los cadáveres», cuenta el jefe de sección.
Aparte de algunos de los sucesos que conmocionaron a la sociedad ibicenca, la plantilla más antigua de Diario de Ibiza también guarda recuerdos felices y anécdotas. Lo primero que le viene a la mente a Lazkano es cómo la yugoslava Smilja Mihailovitch, impulsora de la Moda Adlib, entraba en la redacción de la sede de la Vía Púnica para dictarle las crónicas. El contacto entre los trabajadores de Diario de Ibiza con los políticos o artistas era «más cercano e informal». Algunos aún tienen grabada en la retina el día en el que Abel Matutes estaba en la sala de juntas con los pies sobre una mesa y, a su lado, Mihailovitch pidiendo que le llevasen un café para él.
En cuanto a los mejores momentos que guarda Suárez, son muchos más de los que puede contar: tomarse dos botellas de tequila con Paulina Rubio, entrevistar a Freddie Mercury… «Las entrevistas que he hecho en Ibiza a personas tan famosas e influyentes no hubiesen sido posible en otro lugar», asegura el exdirector comercial y creador de la Guía de Turismo. Entre sus favoritas se encuentran la del diseñador de alta costura Giorgio Armani, «por su profesionalidad», y la de la supermodelo Gisele Bündchen, por su «simpatía y naturalidad».
Ruiz, que trabaja como administrativa, recuerda con cariño cómo recorría toda la isla en furgoneta para repartir los periódicos. Llegaban a cada rincón de Ibiza y de aquella etapa destaca la amplia sonrisa con la que la recibían los dueños de los establecimientos.
Para Convalia es difícil destacar una noticia o un recuerdo de su larga trayectoria periodística en Formentera, pero insiste en la importancia del movimiento ciudadano para defender el territorio surgido en la década de los 90, cuando él dictaba desde cualquier bar que tuviera teléfono las noticias urgentes para que una picadora en Ibiza las escribiese. Años después la adquisición de un fax le permitió enviar los artículos mecanografiados con su máquina Olivetti.
La mayoría coincide en la hermandad de los primeros años. «No había Whatsapp, pero teníamos mucha guasa», cuentan a carcajadas. «Trabajábamos muchas horas, pero nos lo pasábamos muy bien», concluyen estos veteranos.