En septiembre llega nuestro momento

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Jimena L. Ansótegui
Jimena L. Ansótegui
Periodista. Directora comercial de Diario de Ibiza

Sabemos que una persona vive en Ibiza todo año cuando la vemos sonriente ante un día gris y lluvioso de septiembre. Solo los ibicencos, aunque seamos de adopción, nos alegramos cuando vemos caer dos gotas. Son el primer aviso del fin de unos meses de actividad frenética y de temperaturas aplastantes.

Se acaban ya las carreteras colapsadas, recuperamos las playas y disfrutamos de nuestros rincones secretos sin bullicios ni listas de espera. Este es nuestro momento.

Con los bolsillos llenos, si ha habido suerte, el mes de septiembre es el comienzo del año para muchos. Es cuando ocurren los cambios importantes en la vida de los residentes. Se planean ya los grandes viajes, se declaran los grandes amores y en definitiva se recogen los frutos de lo sembrado durante los meses de sol, fiesta y playa.

«Se planean ya los grandes viajes, se declaran los grandes amores y se recogen los frutos del verano»

Hay por otro lado, quien no ha conseguido «hacer el agosto» y necesita más días de sol. Pero también hay hueco para ellos en septiembre. Volverán los días soleados aunque en estos días grises parezca que el verano se ha ido ya.
Recuerdo que hace diez años, cuando llegué a vivir a Ibiza, las lluvias eran a principios de mes y bastante más fuertes que las que hemos tenido últimamente. Mi primer verano aquí unos amigos vinieron de Burgos a pasar una semana de camping y esa misma no

Septiembre en ibiza
En septiembre llega el momento de volver a reunirse con los amigos en casa.

che comenzó a llover torrencialmente. No pude advertilos del posible temporal antes de que prepararan su viaje pues desconocía este fenómeno que se repetía anualmente y que a ningún residente pilló desprevenido.

Estos amigos burgaleses vieron sus planes de sol, playa y montaña frustrados y sin embargo alargaron su estancia unos cuantos días más seducidos por los encantos de Ibiza, que por más caigan chuzos sigue siendo un lugar lleno de magia y buena energía.

«No hay mal que por bien no venga» dicen siempre nuestros mayores y es muy cierto en este caso pues gracias a los días grises muchos de los que no pudieron trabajar en agosto lo están haciendo ahora y muchos de los que no hubieran visitado nuestros pueblos están paseando por ellos.

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