“La reclamación unánime que formuló la provincia de Baleares contra la legislación especial que con referencia a estas islas fue dictada ha sido positiva.
Dos fueron aquellas disposiciones: el Decreto sobre estancia de extranjeros en Baleares, y el Decreto sobre edificaciones en la costa balear.
El primero creaba una serie de molestas obligaciones para los extranjeros que visitaran estas islas, sometiéndolos a todos a un trato de supuesto espía; y el segundo sobre poner trabas a la construcción de edificios en la zona costera, creaba el derecho a favor de la autoridad de obligar a derribar una construcción sin indemnizar al propietario el perjuicio que se le irrogaba con aquella orden. El perjuicio que con estas disposiciones se causaba era cuantioso.
La primera, al molestar al turismo, tenía que provocar el retraimiento de éste (…).
La segunda desvalorizaba los terrenos comprendidos en la zona polémica señalada. ¿Quién había de construir en un lugar sabiendo de antemano que se exponía a que se le mandara derribar la construcción sin indemnizarle el perjuicio? La subsistencia de tal disposición desvalorizaba considerablemente los terrenos afectados por la disposición, los cuales eran precisamente los que más aprecio y valor tenían puesto que en estas islas la costa es lo más sugestivo, y las casas en ella construidas no sólo eran las más solicitadas por el turismo, sino por los propios naturales del país, pues para muchos de éstos constituye un ideal poseer una casa en la costa para pasar en ella las vacaciones y días de fiesta” (…).
Ella.– De buena gana me quedaría en Cala Grasió, o en la playa des Caná.
El.– Ya será, cuando no haya el decreto sobre edificaciones en las costas…!
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“Por fin se ha publicado el Decreto modificando lo legislado sobre construcciones en la zona polémica, que con tanto empeño se había pedido (…)
Ahora, previo el permiso correspondiente se podrá edificar a lo largo de las costas, lugar predilecto para fincas de recreo.
Con ello no sólo saldrá ganando el trabajador, ya que no sólo se intensificarán muchas obras, si no que aumentarán el valor todos los terrenos.
El decreto anterior hubiera impedido un movimiento de expansión y de urbanización. No serán pocas las barriadas que se irán formando en algunos parajes, embelleciendo los lugares de la costa” (…)
(Texto original)
Diario de Ibiza.
11 y 13 de junio de 1934