âDe nuevo registramos hoy en nuestras columnas otro aparatoso accidente automovilĂstico cuyas consecuencias, afortunadamente, no han sido lo que cabĂa esperar por las circunstancias en que se produjo. Parece ser que las causas se atribuyen a deficiencias en los frenos.
Asusta constatar la frecuencia con que se producen estos accidentes, a todas luces desproporcionada con la intensidad del trĂĄfico en nuestra isla, lo que evidencia mĂĄs aĂșn lo necesario de una vigilancia mĂĄs estrecha en lo que afecta a las condiciones de los vehĂculos y a una mayor conciencia de los riesgos que encierra el trĂĄnsito motorizado, en cuya conducciĂłn toda prudencia es poca, habida cuenta de lo complicado y frĂĄgil de las mĂĄquinas que los mueven.
Tampoco hay que olvidar, aunque en esta ocasiĂłn no sea Ă©ste el caso, la instrucciĂłn de los peatones en materia de circulaciĂłn, pues tambiĂ©n hemos denunciado en otras ocasiones la anarquĂa tan grande de los peatones que reina en las vĂas destinadas a vehĂculos.
A unos y a otros hay que educar en este aspecto para reducir al mĂnimo posible esta clase de accidentes, de consecuencias irreparables en muchos casos, pero mientras tanto corresponde a los mĂĄs fuertes extremar la prudencia, sin olvidar que en nuestra isla no existen distancias que nos obliguen a forzar la marcha (…)â.
(Texto original)
Diario de Ibiza.
11 de diciembre de 1957