La muerte del presidente John Fitzgerald Kennedy ha consternado a Estados Unidos y al resto del mundo. El lÃder de la primera potencia occidental ha sido asesinado hoy (22 de noviembre) en Dallas, la capital de Texas, en presencia de su propia esposa, Jacqueline. Desaparece, a los 46 años, uno de los dirigentes más queridos por el pueblo norteamericano.
Kennedy, que realizaba una gira electoral por diversas ciudades del paÃs, fue abatido por tres disparos procedentes del quinto piso de un inmueble situado en una de las avenidas por las que transitó su automóvil oficial, en el que, además de la primera dama de Estados Unidos, también se encontraba el gobernador del Estado de Texas, John Connally, quien también recibió el impacto de una bala.
Traslado al Parkland Memorial Hospital, el presidente ha fallecido sobre la mesa de operaciones, dada la gravedad de sus heridas: un tiro le destrozó prácticamente la cabeza. Una hora y media después de la muerte de Kennedy, el vicepresidente Lyndon Johnson ha asumido la jefatura de la nación.
El funeral (celebrado el 25 de noviembre) tiene lugar en Washigton. Los restos de Kennedy serán enterrados en el cementerio de Arlington.
El principal sospechoso del magnicio es Lee Harvey Oswald, detenido apenas unos minutos después del asesinato del presidente. En unas circunstancias muy extrañas, este ex marine será asesinado a su vez el 24 de noviembre por Jack Ruby, propietario de diversos locales de streep tease, que ha podido disparar a quemarropa con su arma delante de las narices de los agentes que custodiaban al preso y en presencia de las cámaras de televisión y fotógrafos que cubrÃan la información.
Alrededor de la muerte de Kennedy se ciernen sospechas que apuntan a un posible complot. Algunas teorÃas –la del doble tirador es una de las más conocidas– desestiman que Oswald disparase contra el presidente. De momento, las investigaciones gubernamentales están paralizadas.
(Texto original)
Diario de Ibiza.
22 de noviembre de 1963