Las tropas alemanas, triunfales, entran en ParĂs (14 de junio), despuĂ©s de que el gobierno galo se hubiera replegado hacia Burdeos. El ejĂ©rcito germano desfila por unos Campos ElĂseos desiertos, mientras un escaso nĂºmero de personas dedicaba estas dramĂ¡ticas horas a destruir documentos en los distintos ministerios.
La ofensiva de 138 divisiones alemanas contra la regiĂ³n de ParĂs, RuĂ¡n y Dijon, tanto como la ruptura de los frentes del Aisne y el Somme, provoca el pĂ¡nico de la poblaciĂ³n, que teme sobre todo los bombardeos sobre las grandes ciudades.
Cerca de dos millones de personas huyen por las carreteras. Sobre todo tipo de vehĂculos y carromatos, los ciudadanos cargan todo lo que pueden salvar, desde cubos de agua hasta vĂveres.
Una de las primeras medidas que se disponen a adoptar los alemanes consiste en el reemplazo de la bandera tricolor por la de cruz gamada. Las nuevas autoridades implantan en las calles sus propios carteles indicadores.
Los invasores tienen previsto instalar sus propios restaurantes, sus cines para soldados e incluso sus lenocinios reservados.
El 22 de junio y tras negarse a necogiar un armisticio con el Reich, el presidente Paul Reunaud presenta su dimisiĂ³n y el mariscal PĂ©tain constituye un gabinete y pide un armisticio, que entrarĂ¡ en vigor el 25 del prĂ³ximo mes. La resistencia del ejĂ©rcito francĂ©s era ya inexistente.
El acuerdo entre Francia y Alemania fijaba que las fuerzas francesas debĂan ser desarmadas y desmovilizadas y los gastos, sufragados por Francia.
La firma del armisticio se llevĂ³ a cabo en un vagĂ³n ferroviario estacionado en Compiègne.