Ante la sorpresa general, el rey Juan Carlos I ha designado presidente del Gobierno español a Adolfo Suárez, que formaba parte junto a Federico Silva y Gregorio López Bravo de la terna presentada por el Consejo del Reino. Procedente del Movimiento Nacional, donde ocupó cargos de la máxima responsabilidad, el joven presidente es casi un desconocido para la mayoría de los ciudadanos.
El sustituto de Carlos Arias Navarro se plantea la verdadera democratización de un régimen que sigue anclado en el pasado. El ‘Espíritu del 12 de Febrero’ no ha satisfecho las expectativas de amplios sectores sociales, que exigen la legalización de los partidos políticos y la celebración de elecciones libres.
La oposición moderada y la izquierda está desconsolada, puesto que consideran a Suárez un heredero del franquismo. En cambio, los principales exponentes del llamado ‘búnker’, el núcleo duro del régimen, no han ocultado su satisfacción.
La sociedad española confía en que Adolfo Suárez y el rey Juan Carlos sabrán impulsar la apertura democrática. Mientras no haya libertades, España no podrá entrar en el Mercado Común ni en la OTAN.